Un motor produce movimiento.
Te ayuda a llegar a lugares, sitios, sueños que alguna vez despertaron en vos el deseo de salir de donde estabas. Ese motor está latente. Listo a funcionar.
¿Lo escuchas? ¿Lo sentís?
Dios nos trajo hasta acá…
Nuestro motor es todo aquello que Dios instaló y que va a seguir desarrollando en nosotros. Lo vemos a través de la fundación. Nacimos como Fundación hace más de 10 años, recorriendo este camino de abrazar en amor, familia y restauración.
Ponemos el cuerpo para realizar los sueños y estrategias de Dios, respondemos al llamado de ser instrumentos en Sus manos. Nada sería igual sin Su guía. ¡GRACIAS DIOS!
Somos agradecidos y privilegiados de poder llevar adelante esta tarea. Somos agentes de cambio. En realidad, todos lo somos. Te pusiste a pensar ¿cuál es tu motor?
A todos y a cada uno de nosotros le corresponde algo específico.
Y en este camino no estamos solos. Somos muchos los que queremos llevar adelante el diseño y sueño de nuestro Papá Dios, que todos se salven y nadie se pierda.
Y por este motivo también queremos agradecerte.
Gracias por tomarte el tiempo de conocernos, ver el trabajo y compartirlo.
Gracias por ser parte desde el lugar que quieras y puedas. Es muy importante para nosotros saber que del otro lado hay personas que consideran oportuno involucrarse. Nada va a cambiar si nosotros no dejamos que cambie.
¡Gracias a todos los que se suman, podemos hacer esto posible! Y vamos por más. Cada aporte, extiende nuestros brazos, para seguir alcanzando a muchos. ¡Se parte!
Somos esperanza y fe. Somos oportunidades y puertas.
¿Cómo está tu hogar interiormente? ¿Está en orden? ¿Sabes cuál es tu motor?