Quizás cada uno de nosotros tenga una definición sobre lo que es un hogar.
Pero, coincidiríamos que excede a un lugar físico. Diríamos que es donde encontramos protección, calma, abrigo, donde tenemos esa sensación de seguridad y también crecimiento.
Ahora imaginá todo lo contrario.
Nuestra misión encuentra vidas atravesadas por el flagelo de adicciones; y por otro lado, con niñas que están alejadas de su centro de vida porque sus derechos fueron vulnerados, sufrieron abusos y todo tipo de violencias.
En medio de esta realidad, nos constituimos como familia- hogar para albergar adolescentes y adultos que se encuentran en proceso de restauración. Hogar para amparar y proteger a pequeñas en situación de vulnerabilidad, emergentes de una sociedad en constante fragmentación y desprotección de la niñez.
》Nuestro Hogar se levanta como un lugar temporal de familia《
Acompañamos y fortalecemos subjetividades. Desde una perspectiva de derechos humanos, desde una mirada integral, con equipos interdisciplinarios donde apostamos a un recomenzar desde lo físico, mental y espiritual.
¿Por qué resaltar la recuperación de estas tres partes? Porque somos cuerpo, alma y espíritu.
Y entendemos que restaurar, entonces, quiere decir que primeramente hubo un diseño perfecto. Fuimos pensados y creados con propósitos eternos, hay una identidad impregnada en nuestras vidas, una esencia que espera ser revelada.
A esto respondemos. A esta tarea de Crear un lugar de restauración e identidad. Para ayudar a sanar y vivir transformados.
Encontrando así, ese sentimiento de plenitud y pertenencia a Aquel que nos amó primero, una identidad revelada que supera todo abandono que hayamos sufrido, amor que supera todo entendimiento y provoca el establecimiento de relaciones sanas y edificantes.
¿Ya experimentaste esta plenitud de la identidad que tenemos en Dios? ¿Te gustaría conocer la libertad que produce saber que somos amados por sobre todo?
¡Contános, te leemos!